Si Santiago Segura hubiese decidido hacer una película de espías, en lugar de su famosa parodia de un “triller” policial, hubiera tenido una fuente de inspiración inestimable en la epopeya protagonizada por los espías españoles en Londres.
El Ejército de Franco no estuvo nuca sobrado de inteligencia. Armas y ayuda internacional tuvo la que quiso, pero no se destacó precisamente por un uso competente y eficaz.
Rebosante de testoesterona pero pobre en conocimientos y destreza táctica, mostró gran desprecio por la forma moderna de hacer la guerra. No en vano Millan Astrany se había atrevido a gritar, en la Universidad de Salamanca y en presencia de Unamuno: ¡Muera la Inteligencia!
Palabras sin duda proféticas a tenor de lamentable papel que sus agentes secretos representaron, cuando el Régimen decidió devolver parte de la inestimable y vital ayuda que las potencias fascistas habían prestado durante la Guerra de España.
El Franquismo apoyó desde el principio la política de Hitler. Al iniciarse las hostilidades en Septiembre de 1939 España no se declaró neutral, eligió la fórmula conocida como “no beligerancia”. Esta postura implicaba apoyo moral y material sin entrar directamente en combate contra el enemigo común. En España se aprovisionaban los submarinos de marina alemana, por ejemplo.
La Abwehr, organización de espionaje fundada por el Almirante Canaris, había establecido una sólida base durante la Guerra Civil y ahora pretendía obtener ayuda del Gobierno Español en la tarea de organizar una red de espías en Gran Bretaña.
Serrano Suñer, Presidente del Gobierno, fue quien dio orden de colaborar con los servicios secretos alemanes a su embajador en Londres, el Duque de Alba. Este debería obtener información así como prestar cobertura a los agentes que los servicios secretos españoles decidieran enviar.
Los primeros pinitos del espionaje español datan de otoño de 1940, cuando la Luftwaffe castigaba con rabia a la población inglesa. Fue en esta época cuando apareció por la “City” un personaje llamado Miguel Piernavieja Del Pozo. Este falangista fue calado por el MI5 en cuanto pisó territorio inglés. Acostumbrado a emborracharse y fanfarronear, llegó a ser tal el grado de indiscreción que el gobierno español se vio en la tesitura de llamarlo a España y encarcelarlo durante un tiempo, para disimular.
Durante su breve estancia en el Reino Unido pudo hacer algunos trabajos, entre ellos el de aceptar en su organización a un topo que los británicos le colocaron sin que él se diera ni cuenta.
Poseía el “Secret Service” por aquel entonces una sección española donde figuraban espías de la categoría de Kin Philby (agente doble de la Unión Soviética), entre cuyos méritos está de ser el primer espía soviético condecorado por el mismísimo Caudillo. También nutría dicha sección Tomas Harris, cuya labor junto a Garbo (Josep Pujol) fue decisiva a la hora de engañar a los alemanes antes del Desembarco de Normandía.
Los agentes de la Sección Española utilizaron como cebo a un ex policía que se presentó ante Piernavieja como un nacionalista galés, de convicciones claramente antibritánicas. La operación se suspendió cuando el falangista fue llamado a Madrid y el topo quedó a la espera de infiltrarse en la Embajada Española.
Pero no tardó en presentarse una nueva oportunidad en forma del agregado de prensa enviado por Madrid: Ángel Alcázar de Velasco. Se trataba de un falangista de la vieja guardia, que había tenido sus más y sus menos con el régimen durante la Guerra Civil pero ahora era un acólito de Serrano Suñer.
En Enero de 1941 la Embajada española era considerada por el MI5 como el foco información principal de Alemania, pero sus espías dejaban mucho que desear. La llegada de Alcázar de Velasco no mejoró la situación. Su comportamiento y profesionalidad quedaron claros desde el principio. Así lo atestiguan las palabras de Luís Calvo, uno de sus colaboradores:
La primera noche que lo vi me pareció una de las personas más vulgares que había conocido en mi vida. Siempre fanfarroneando sobre sus influencias e intimidando a todo el mundo. Una de las cosas que solía decir es que podría ser nombrado embajador en Londres. Se consideraba ateo y hacía bromas pesadas sobre Jesucristo.
No soy un especialista en espionaje, pero el sentido común me hace pensar que un espía debe ser cuanto menos discreto. Su trabajo se basa en pasar desapercibido, en ocultar sus verdaderos intereses llegando incluso a declarares a favor de ideas que le son contrarias.
Pero nuestro amigo viajó a Inglaterra con el propósito de innovar en este viejo arte. Desde el primer día demostró su progermanismo en público y en privado, contactó con destacados fascistas ingleses y llegó a presentarse en el club más selecto de Londres con uniforme falangista. Y, por si todo esto pareciera poco, cuando visitaba Madrid fanfarroneaba en público de dirigir 21 agentes en Inglaterra.
El MI5 estuvo controlando la red de Alcázar de Velasco desde el principio y en Mayo de 1941 decidieron acabar con ella. El agente doble que se hacía pasar por nacionalista galés se presentó en la embajada y le comunicó al portero su intención de ver al señor Piernavieja (por aquel entonces detenido en España) y como no encontró respuesta decidió enviar la siguiente carta a Luis Calvo:
Estimado señor:
Confío en que sabrá disculpar la libertad que me tomo al dirigirle esta carta. La idea me fue sugerida por el señor Segundo, a quien vi ayer en la Embajada, en fecha viernes 23 del presente mes, y pensó que usted podría ayudarme. La cuestión es la siguiente: entre octubre del año pasado y enero del actual llevé a cabo algunas investigaciones de naturaleza confidencial para un caballero español llamado Miguel Piernavieja del Pozo, periodista. Antes de su regreso a España a finales de enero me pidió que continuara realizando más indagaciones del mismo tipo, que él recibiría a su vuelta, en un plazo aproximado de un mes. Han transcurrido casi cuatro meses y no sé nada de él. Estoy impaciente por reanudar el contacto y para mí sería una gran ayuda si usted pudiera informarme de su dirección actual o del modo de comunicarme con él. Si usted prefiere verme y hablar personalmente sobre esta cuestión, para mí sería un placer hacerlo en cualquier momento o lugar conveniente para usted.
Le incluyo un sobre con mi dirección postal para facilitarle su respuesta, que le agradezco encarecidamente de antemano.
Reafirmo mi más absoluta ignorancia en asuntos de contrainteligencia. Pero por lo aprendido de películas y novelas, se me hace difícil creer que los espías se dediquen a redactar cartas de esta naturaleza. Sin embargo a nuestro confiado “hombre en la city” aquello le pareció de lo más normal.
Alcázar de Velasco autorizó a Calvo a continuar con el contacto, que a partir de entonces se realizó ¡¡¡¡por teléfono!!!!! Y, más tarde, personalmente.
Un par de contactos más se hicieron en el apartamento del periodista y otro en la misma Embajada. En esa ocasión Alcázar conoció en persona a su contacto.
En el interior de la legación le entregaron dinero y aceptaron enviar una carta a Piernavieja Del Pozo en Madrid.Una carta que paso a reproducir porqué si no se lee no se cree:
Estimado Piernavieja,
He estado bastante preocupado ante tu imposibilidad de regresar a Inglaterra, como me habías asegurado, y de traerme, como me dijiste, noticias sobre mis amigos alemanes. Sin embargo, te estaría agradecido si pudieras decirles a mis contactos que yo sigo dispuesto a continuar la misión que acordamos junto a mis superiores en el Abwehr. De hecho, ya he seleccionado a varios colaboradores en el Partido Nacionalista Gales preparados para cumplir mis instrucciones. Por eso, te pido que solicites de mis amigos en el Abwehr material para futuros sabotajes y dinero para pagar a mi organización. [...] Existen excelentes oportunidades para acometer actos de sabotaje, ya que los ingleses están construyendo numerosas fábricas por todo Gales y nuestro pueblo estaría encantado de echarles de allí. No dudes que obtendremos un excelente resultado si nos envían el material que les solicito. Podrías también comentarles que he perdido contacto con Wilson. Lo he intentado encontrar sin éxito desde hace bastante tiempo y no sé qué ha podido sucederle. Te aseguro que estoy ansioso de tener noticias tuyas y de mis contactos alemanes, y espero recibir el material lo antes posible. [...] ahora estoy siendo ayudado por nuestro común amigo Luis Calvo, y tanto a través de él como de la Embajada española podré recibir de forma segura las instrucciones que quieran enviarme desde el Abwehr. Te ruego se lo expongas así.
Te deseo la mejor suerte en tus proyectos y espero poder verte en breve.
A la vuelta de un viaje de Madrid, Alcanzar de Velasco había traído una radio que consiguió entrar después de desmontarla en tres piezas. Más tarde llegó por valija un libro de código e instrucciones para usar la tinta invisible. Pero la radio no se utilizó nuca y se continuó usando la valija (que era controlada por el MI5) como único medio de envío de información a Madrid.
Por si toda esta lista de depropósitos no fuera suficente, hay que añdir la redacción de un diario íntimo. Un diario que, según Kim Philby, pudo conseguir con total facilidad ¿a qué espía se le ocurre escribir un diario?
La falta de profesionalidad de Alcázar de Velasco y sus colaboradores llegó a tal grado, que en los informes del MI5 sobre su red de espionaje pueden leerse perlas como esta:
Es más ajustado a la realidad considerar su actuación como una representación propia de una opereta cómica, no muy distinta de la organización de espionaje que podrían haber creado los hermanos Marx.
Alcázar de Velasco partió el 9 de septiembre para Madrid y no volvió, dejando su red sin liderazgo y a merced de los británicos. El MI5 ya había decidido arrestarlo antes de su partida, pero no activó la orden y pudo escapar “de chiripa”. El resto de colaboradores fueron detenidos e internados en el campo 020, una cárcel de espías en territorio inglés donde pasaron el resto de a guerra.
La aventura del espionaje español en Londes acabó como tenía que terminar: Con la red desmantelada y sus integrantes presos. Fue un ejemplo de falta de profesionalidad, indiscreción e ingenuidad, una chapuza descomunal y patética.
Sin embargo el carácter esperpéntico de la red de Alcázar de Velasco no puede tapar la intención, por parte del Gobierno español, de colaborar en la derrota de Inglaterra frente a Alemania. Es un ejemplo más de la implicación de la España franquista en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Hitler.
Todo lo aquí narrado ha sido extraído de un magnífico libro escrito por Javier Juárez titulado: Madrid-Londres-Berlín. Espías de Franco al servicio de Hitler y cuya lectura recomiendo porqué no tiene desperdicio. Ahora ya se de donde sacó Ibáñez la inspiración para dar vida a Motadelo y Filemón.
martes, 18 de diciembre de 2007
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9 comentarios:
Garbo se llamaba Juan Pujol y no Josep
Es Millán Astray, no Millán Astray. y un poquito más de respeto, porque de manera independiente a la guerra civil, ese hombre perdio partes vitales de su cuerpo defendiendo la tierra sobre la que tu escupes.
perdon, he hecho una correccion y no he puesto bien tu error, Millan Astrany es lo que has escrito.
Estaría bien documentarse por otros lados. Desde leer al propio Alcazar de Velasco, a documentación más histórica y fiable que los archivos del MI5. Las inexactitudes, valoraciones personales, y ausencia de documentación son mal vehículo de la verdad.
Yo conocí personalmente a Alcázar de Velasco, y compartí muchas horas con él. Puedo asegurar que no era precisamente un personaje esperpéntico. Pese a que no comparto con él algunas de sus ideas, era un ejemplo de elegancia, discreción, erudicción e inteligencia.
Siempre desconfío de todo lo que se publica a modo de refrito, documentado en otros refritos, y que viene sólo de una de las partes.
Se llama Joan Pujol.
Estaba buscando irme de vacaciones a Londres, y por eso quería conseguir informacion sobre dicha ciudad y como poder llegar de viaje alla. Me han dicho que Le ofrecemos la mejor variedad de autos en alquiler para no tener problemas de movilidad allí
torrente es poco
¡Muera la Inteligencia traidora!
realmente esa fue la frase textualmente referida
Un blog de rojitos resentidos. A mamarla fantoches
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