martes, 18 de diciembre de 2007
Alcázar de Velasco. Torrente viaja a Londres
Si Santiago Segura hubiese decidido hacer una película de espías, en lugar de su famosa parodia de un “triller” policial, hubiera tenido una fuente de inspiración inestimable en la epopeya protagonizada por los espías españoles en Londres.
El Ejército de Franco no estuvo nuca sobrado de inteligencia. Armas y ayuda internacional tuvo la que quiso, pero no se destacó precisamente por un uso competente y eficaz.
Rebosante de testoesterona pero pobre en conocimientos y destreza táctica, mostró gran desprecio por la forma moderna de hacer la guerra. No en vano Millan Astrany se había atrevido a gritar, en la Universidad de Salamanca y en presencia de Unamuno: ¡Muera la Inteligencia!
Palabras sin duda proféticas a tenor de lamentable papel que sus agentes secretos representaron, cuando el Régimen decidió devolver parte de la inestimable y vital ayuda que las potencias fascistas habían prestado durante la Guerra de España.
El Franquismo apoyó desde el principio la política de Hitler. Al iniciarse las hostilidades en Septiembre de 1939 España no se declaró neutral, eligió la fórmula conocida como “no beligerancia”. Esta postura implicaba apoyo moral y material sin entrar directamente en combate contra el enemigo común. En España se aprovisionaban los submarinos de marina alemana, por ejemplo.
La Abwehr, organización de espionaje fundada por el Almirante Canaris, había establecido una sólida base durante la Guerra Civil y ahora pretendía obtener ayuda del Gobierno Español en la tarea de organizar una red de espías en Gran Bretaña.
Serrano Suñer, Presidente del Gobierno, fue quien dio orden de colaborar con los servicios secretos alemanes a su embajador en Londres, el Duque de Alba. Este debería obtener información así como prestar cobertura a los agentes que los servicios secretos españoles decidieran enviar.
Los primeros pinitos del espionaje español datan de otoño de 1940, cuando la Luftwaffe castigaba con rabia a la población inglesa. Fue en esta época cuando apareció por la “City” un personaje llamado Miguel Piernavieja Del Pozo. Este falangista fue calado por el MI5 en cuanto pisó territorio inglés. Acostumbrado a emborracharse y fanfarronear, llegó a ser tal el grado de indiscreción que el gobierno español se vio en la tesitura de llamarlo a España y encarcelarlo durante un tiempo, para disimular.
Durante su breve estancia en el Reino Unido pudo hacer algunos trabajos, entre ellos el de aceptar en su organización a un topo que los británicos le colocaron sin que él se diera ni cuenta.
Poseía el “Secret Service” por aquel entonces una sección española donde figuraban espías de la categoría de Kin Philby (agente doble de la Unión Soviética), entre cuyos méritos está de ser el primer espía soviético condecorado por el mismísimo Caudillo. También nutría dicha sección Tomas Harris, cuya labor junto a Garbo (Josep Pujol) fue decisiva a la hora de engañar a los alemanes antes del Desembarco de Normandía.
Los agentes de la Sección Española utilizaron como cebo a un ex policía que se presentó ante Piernavieja como un nacionalista galés, de convicciones claramente antibritánicas. La operación se suspendió cuando el falangista fue llamado a Madrid y el topo quedó a la espera de infiltrarse en la Embajada Española.
Pero no tardó en presentarse una nueva oportunidad en forma del agregado de prensa enviado por Madrid: Ángel Alcázar de Velasco. Se trataba de un falangista de la vieja guardia, que había tenido sus más y sus menos con el régimen durante la Guerra Civil pero ahora era un acólito de Serrano Suñer.
En Enero de 1941 la Embajada española era considerada por el MI5 como el foco información principal de Alemania, pero sus espías dejaban mucho que desear. La llegada de Alcázar de Velasco no mejoró la situación. Su comportamiento y profesionalidad quedaron claros desde el principio. Así lo atestiguan las palabras de Luís Calvo, uno de sus colaboradores:
La primera noche que lo vi me pareció una de las personas más vulgares que había conocido en mi vida. Siempre fanfarroneando sobre sus influencias e intimidando a todo el mundo. Una de las cosas que solía decir es que podría ser nombrado embajador en Londres. Se consideraba ateo y hacía bromas pesadas sobre Jesucristo.
No soy un especialista en espionaje, pero el sentido común me hace pensar que un espía debe ser cuanto menos discreto. Su trabajo se basa en pasar desapercibido, en ocultar sus verdaderos intereses llegando incluso a declarares a favor de ideas que le son contrarias.
Pero nuestro amigo viajó a Inglaterra con el propósito de innovar en este viejo arte. Desde el primer día demostró su progermanismo en público y en privado, contactó con destacados fascistas ingleses y llegó a presentarse en el club más selecto de Londres con uniforme falangista. Y, por si todo esto pareciera poco, cuando visitaba Madrid fanfarroneaba en público de dirigir 21 agentes en Inglaterra.
El MI5 estuvo controlando la red de Alcázar de Velasco desde el principio y en Mayo de 1941 decidieron acabar con ella. El agente doble que se hacía pasar por nacionalista galés se presentó en la embajada y le comunicó al portero su intención de ver al señor Piernavieja (por aquel entonces detenido en España) y como no encontró respuesta decidió enviar la siguiente carta a Luis Calvo:
Estimado señor:
Confío en que sabrá disculpar la libertad que me tomo al dirigirle esta carta. La idea me fue sugerida por el señor Segundo, a quien vi ayer en la Embajada, en fecha viernes 23 del presente mes, y pensó que usted podría ayudarme. La cuestión es la siguiente: entre octubre del año pasado y enero del actual llevé a cabo algunas investigaciones de naturaleza confidencial para un caballero español llamado Miguel Piernavieja del Pozo, periodista. Antes de su regreso a España a finales de enero me pidió que continuara realizando más indagaciones del mismo tipo, que él recibiría a su vuelta, en un plazo aproximado de un mes. Han transcurrido casi cuatro meses y no sé nada de él. Estoy impaciente por reanudar el contacto y para mí sería una gran ayuda si usted pudiera informarme de su dirección actual o del modo de comunicarme con él. Si usted prefiere verme y hablar personalmente sobre esta cuestión, para mí sería un placer hacerlo en cualquier momento o lugar conveniente para usted.
Le incluyo un sobre con mi dirección postal para facilitarle su respuesta, que le agradezco encarecidamente de antemano.
Reafirmo mi más absoluta ignorancia en asuntos de contrainteligencia. Pero por lo aprendido de películas y novelas, se me hace difícil creer que los espías se dediquen a redactar cartas de esta naturaleza. Sin embargo a nuestro confiado “hombre en la city” aquello le pareció de lo más normal.
Alcázar de Velasco autorizó a Calvo a continuar con el contacto, que a partir de entonces se realizó ¡¡¡¡por teléfono!!!!! Y, más tarde, personalmente.
Un par de contactos más se hicieron en el apartamento del periodista y otro en la misma Embajada. En esa ocasión Alcázar conoció en persona a su contacto.
En el interior de la legación le entregaron dinero y aceptaron enviar una carta a Piernavieja Del Pozo en Madrid.Una carta que paso a reproducir porqué si no se lee no se cree:
Estimado Piernavieja,
He estado bastante preocupado ante tu imposibilidad de regresar a Inglaterra, como me habías asegurado, y de traerme, como me dijiste, noticias sobre mis amigos alemanes. Sin embargo, te estaría agradecido si pudieras decirles a mis contactos que yo sigo dispuesto a continuar la misión que acordamos junto a mis superiores en el Abwehr. De hecho, ya he seleccionado a varios colaboradores en el Partido Nacionalista Gales preparados para cumplir mis instrucciones. Por eso, te pido que solicites de mis amigos en el Abwehr material para futuros sabotajes y dinero para pagar a mi organización. [...] Existen excelentes oportunidades para acometer actos de sabotaje, ya que los ingleses están construyendo numerosas fábricas por todo Gales y nuestro pueblo estaría encantado de echarles de allí. No dudes que obtendremos un excelente resultado si nos envían el material que les solicito. Podrías también comentarles que he perdido contacto con Wilson. Lo he intentado encontrar sin éxito desde hace bastante tiempo y no sé qué ha podido sucederle. Te aseguro que estoy ansioso de tener noticias tuyas y de mis contactos alemanes, y espero recibir el material lo antes posible. [...] ahora estoy siendo ayudado por nuestro común amigo Luis Calvo, y tanto a través de él como de la Embajada española podré recibir de forma segura las instrucciones que quieran enviarme desde el Abwehr. Te ruego se lo expongas así.
Te deseo la mejor suerte en tus proyectos y espero poder verte en breve.
A la vuelta de un viaje de Madrid, Alcanzar de Velasco había traído una radio que consiguió entrar después de desmontarla en tres piezas. Más tarde llegó por valija un libro de código e instrucciones para usar la tinta invisible. Pero la radio no se utilizó nuca y se continuó usando la valija (que era controlada por el MI5) como único medio de envío de información a Madrid.
Por si toda esta lista de depropósitos no fuera suficente, hay que añdir la redacción de un diario íntimo. Un diario que, según Kim Philby, pudo conseguir con total facilidad ¿a qué espía se le ocurre escribir un diario?
La falta de profesionalidad de Alcázar de Velasco y sus colaboradores llegó a tal grado, que en los informes del MI5 sobre su red de espionaje pueden leerse perlas como esta:
Es más ajustado a la realidad considerar su actuación como una representación propia de una opereta cómica, no muy distinta de la organización de espionaje que podrían haber creado los hermanos Marx.
Alcázar de Velasco partió el 9 de septiembre para Madrid y no volvió, dejando su red sin liderazgo y a merced de los británicos. El MI5 ya había decidido arrestarlo antes de su partida, pero no activó la orden y pudo escapar “de chiripa”. El resto de colaboradores fueron detenidos e internados en el campo 020, una cárcel de espías en territorio inglés donde pasaron el resto de a guerra.
La aventura del espionaje español en Londes acabó como tenía que terminar: Con la red desmantelada y sus integrantes presos. Fue un ejemplo de falta de profesionalidad, indiscreción e ingenuidad, una chapuza descomunal y patética.
Sin embargo el carácter esperpéntico de la red de Alcázar de Velasco no puede tapar la intención, por parte del Gobierno español, de colaborar en la derrota de Inglaterra frente a Alemania. Es un ejemplo más de la implicación de la España franquista en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Hitler.
Todo lo aquí narrado ha sido extraído de un magnífico libro escrito por Javier Juárez titulado: Madrid-Londres-Berlín. Espías de Franco al servicio de Hitler y cuya lectura recomiendo porqué no tiene desperdicio. Ahora ya se de donde sacó Ibáñez la inspiración para dar vida a Motadelo y Filemón.
El Ejército de Franco no estuvo nuca sobrado de inteligencia. Armas y ayuda internacional tuvo la que quiso, pero no se destacó precisamente por un uso competente y eficaz.
Rebosante de testoesterona pero pobre en conocimientos y destreza táctica, mostró gran desprecio por la forma moderna de hacer la guerra. No en vano Millan Astrany se había atrevido a gritar, en la Universidad de Salamanca y en presencia de Unamuno: ¡Muera la Inteligencia!
Palabras sin duda proféticas a tenor de lamentable papel que sus agentes secretos representaron, cuando el Régimen decidió devolver parte de la inestimable y vital ayuda que las potencias fascistas habían prestado durante la Guerra de España.
El Franquismo apoyó desde el principio la política de Hitler. Al iniciarse las hostilidades en Septiembre de 1939 España no se declaró neutral, eligió la fórmula conocida como “no beligerancia”. Esta postura implicaba apoyo moral y material sin entrar directamente en combate contra el enemigo común. En España se aprovisionaban los submarinos de marina alemana, por ejemplo.
La Abwehr, organización de espionaje fundada por el Almirante Canaris, había establecido una sólida base durante la Guerra Civil y ahora pretendía obtener ayuda del Gobierno Español en la tarea de organizar una red de espías en Gran Bretaña.
Serrano Suñer, Presidente del Gobierno, fue quien dio orden de colaborar con los servicios secretos alemanes a su embajador en Londres, el Duque de Alba. Este debería obtener información así como prestar cobertura a los agentes que los servicios secretos españoles decidieran enviar.
Los primeros pinitos del espionaje español datan de otoño de 1940, cuando la Luftwaffe castigaba con rabia a la población inglesa. Fue en esta época cuando apareció por la “City” un personaje llamado Miguel Piernavieja Del Pozo. Este falangista fue calado por el MI5 en cuanto pisó territorio inglés. Acostumbrado a emborracharse y fanfarronear, llegó a ser tal el grado de indiscreción que el gobierno español se vio en la tesitura de llamarlo a España y encarcelarlo durante un tiempo, para disimular.
Durante su breve estancia en el Reino Unido pudo hacer algunos trabajos, entre ellos el de aceptar en su organización a un topo que los británicos le colocaron sin que él se diera ni cuenta.
Poseía el “Secret Service” por aquel entonces una sección española donde figuraban espías de la categoría de Kin Philby (agente doble de la Unión Soviética), entre cuyos méritos está de ser el primer espía soviético condecorado por el mismísimo Caudillo. También nutría dicha sección Tomas Harris, cuya labor junto a Garbo (Josep Pujol) fue decisiva a la hora de engañar a los alemanes antes del Desembarco de Normandía.
Los agentes de la Sección Española utilizaron como cebo a un ex policía que se presentó ante Piernavieja como un nacionalista galés, de convicciones claramente antibritánicas. La operación se suspendió cuando el falangista fue llamado a Madrid y el topo quedó a la espera de infiltrarse en la Embajada Española.
Pero no tardó en presentarse una nueva oportunidad en forma del agregado de prensa enviado por Madrid: Ángel Alcázar de Velasco. Se trataba de un falangista de la vieja guardia, que había tenido sus más y sus menos con el régimen durante la Guerra Civil pero ahora era un acólito de Serrano Suñer.
En Enero de 1941 la Embajada española era considerada por el MI5 como el foco información principal de Alemania, pero sus espías dejaban mucho que desear. La llegada de Alcázar de Velasco no mejoró la situación. Su comportamiento y profesionalidad quedaron claros desde el principio. Así lo atestiguan las palabras de Luís Calvo, uno de sus colaboradores:
La primera noche que lo vi me pareció una de las personas más vulgares que había conocido en mi vida. Siempre fanfarroneando sobre sus influencias e intimidando a todo el mundo. Una de las cosas que solía decir es que podría ser nombrado embajador en Londres. Se consideraba ateo y hacía bromas pesadas sobre Jesucristo.
No soy un especialista en espionaje, pero el sentido común me hace pensar que un espía debe ser cuanto menos discreto. Su trabajo se basa en pasar desapercibido, en ocultar sus verdaderos intereses llegando incluso a declarares a favor de ideas que le son contrarias.
Pero nuestro amigo viajó a Inglaterra con el propósito de innovar en este viejo arte. Desde el primer día demostró su progermanismo en público y en privado, contactó con destacados fascistas ingleses y llegó a presentarse en el club más selecto de Londres con uniforme falangista. Y, por si todo esto pareciera poco, cuando visitaba Madrid fanfarroneaba en público de dirigir 21 agentes en Inglaterra.
El MI5 estuvo controlando la red de Alcázar de Velasco desde el principio y en Mayo de 1941 decidieron acabar con ella. El agente doble que se hacía pasar por nacionalista galés se presentó en la embajada y le comunicó al portero su intención de ver al señor Piernavieja (por aquel entonces detenido en España) y como no encontró respuesta decidió enviar la siguiente carta a Luis Calvo:
Estimado señor:
Confío en que sabrá disculpar la libertad que me tomo al dirigirle esta carta. La idea me fue sugerida por el señor Segundo, a quien vi ayer en la Embajada, en fecha viernes 23 del presente mes, y pensó que usted podría ayudarme. La cuestión es la siguiente: entre octubre del año pasado y enero del actual llevé a cabo algunas investigaciones de naturaleza confidencial para un caballero español llamado Miguel Piernavieja del Pozo, periodista. Antes de su regreso a España a finales de enero me pidió que continuara realizando más indagaciones del mismo tipo, que él recibiría a su vuelta, en un plazo aproximado de un mes. Han transcurrido casi cuatro meses y no sé nada de él. Estoy impaciente por reanudar el contacto y para mí sería una gran ayuda si usted pudiera informarme de su dirección actual o del modo de comunicarme con él. Si usted prefiere verme y hablar personalmente sobre esta cuestión, para mí sería un placer hacerlo en cualquier momento o lugar conveniente para usted.
Le incluyo un sobre con mi dirección postal para facilitarle su respuesta, que le agradezco encarecidamente de antemano.
Reafirmo mi más absoluta ignorancia en asuntos de contrainteligencia. Pero por lo aprendido de películas y novelas, se me hace difícil creer que los espías se dediquen a redactar cartas de esta naturaleza. Sin embargo a nuestro confiado “hombre en la city” aquello le pareció de lo más normal.
Alcázar de Velasco autorizó a Calvo a continuar con el contacto, que a partir de entonces se realizó ¡¡¡¡por teléfono!!!!! Y, más tarde, personalmente.
Un par de contactos más se hicieron en el apartamento del periodista y otro en la misma Embajada. En esa ocasión Alcázar conoció en persona a su contacto.
En el interior de la legación le entregaron dinero y aceptaron enviar una carta a Piernavieja Del Pozo en Madrid.Una carta que paso a reproducir porqué si no se lee no se cree:
Estimado Piernavieja,
He estado bastante preocupado ante tu imposibilidad de regresar a Inglaterra, como me habías asegurado, y de traerme, como me dijiste, noticias sobre mis amigos alemanes. Sin embargo, te estaría agradecido si pudieras decirles a mis contactos que yo sigo dispuesto a continuar la misión que acordamos junto a mis superiores en el Abwehr. De hecho, ya he seleccionado a varios colaboradores en el Partido Nacionalista Gales preparados para cumplir mis instrucciones. Por eso, te pido que solicites de mis amigos en el Abwehr material para futuros sabotajes y dinero para pagar a mi organización. [...] Existen excelentes oportunidades para acometer actos de sabotaje, ya que los ingleses están construyendo numerosas fábricas por todo Gales y nuestro pueblo estaría encantado de echarles de allí. No dudes que obtendremos un excelente resultado si nos envían el material que les solicito. Podrías también comentarles que he perdido contacto con Wilson. Lo he intentado encontrar sin éxito desde hace bastante tiempo y no sé qué ha podido sucederle. Te aseguro que estoy ansioso de tener noticias tuyas y de mis contactos alemanes, y espero recibir el material lo antes posible. [...] ahora estoy siendo ayudado por nuestro común amigo Luis Calvo, y tanto a través de él como de la Embajada española podré recibir de forma segura las instrucciones que quieran enviarme desde el Abwehr. Te ruego se lo expongas así.
Te deseo la mejor suerte en tus proyectos y espero poder verte en breve.
A la vuelta de un viaje de Madrid, Alcanzar de Velasco había traído una radio que consiguió entrar después de desmontarla en tres piezas. Más tarde llegó por valija un libro de código e instrucciones para usar la tinta invisible. Pero la radio no se utilizó nuca y se continuó usando la valija (que era controlada por el MI5) como único medio de envío de información a Madrid.
Por si toda esta lista de depropósitos no fuera suficente, hay que añdir la redacción de un diario íntimo. Un diario que, según Kim Philby, pudo conseguir con total facilidad ¿a qué espía se le ocurre escribir un diario?
La falta de profesionalidad de Alcázar de Velasco y sus colaboradores llegó a tal grado, que en los informes del MI5 sobre su red de espionaje pueden leerse perlas como esta:
Es más ajustado a la realidad considerar su actuación como una representación propia de una opereta cómica, no muy distinta de la organización de espionaje que podrían haber creado los hermanos Marx.
Alcázar de Velasco partió el 9 de septiembre para Madrid y no volvió, dejando su red sin liderazgo y a merced de los británicos. El MI5 ya había decidido arrestarlo antes de su partida, pero no activó la orden y pudo escapar “de chiripa”. El resto de colaboradores fueron detenidos e internados en el campo 020, una cárcel de espías en territorio inglés donde pasaron el resto de a guerra.
La aventura del espionaje español en Londes acabó como tenía que terminar: Con la red desmantelada y sus integrantes presos. Fue un ejemplo de falta de profesionalidad, indiscreción e ingenuidad, una chapuza descomunal y patética.
Sin embargo el carácter esperpéntico de la red de Alcázar de Velasco no puede tapar la intención, por parte del Gobierno español, de colaborar en la derrota de Inglaterra frente a Alemania. Es un ejemplo más de la implicación de la España franquista en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Hitler.
Todo lo aquí narrado ha sido extraído de un magnífico libro escrito por Javier Juárez titulado: Madrid-Londres-Berlín. Espías de Franco al servicio de Hitler y cuya lectura recomiendo porqué no tiene desperdicio. Ahora ya se de donde sacó Ibáñez la inspiración para dar vida a Motadelo y Filemón.
jueves, 18 de octubre de 2007
La hermana del maestro
Ponzan pudo organizar una red de escape francamente extraordinaria, sobretodo teniendo en cuenta los medios de que disponía.
Entre sus colaboradores se encontraba su hermana, Pilar Ponzan. Una chica precavida porqué se dedicó a fotografiar a todos los que salvaba la organización de su hermano.
En cuatro años de actividad consiguió reunir un fichero de dimensiones considerables. Esta colección no era fruto de ningún afán por acumular fotografías de pilotos, espías y soldados de todo tipo. Su intención fue acumular pruebas de la colaboración de los republicanos españoles con los aliados, para usarlas como argumento moral a la hora de pedir su intervención para liberar España de Franco.
Sin embargo de poco valió tal empeño. Los aliados reconocieron el enorme esfuerzo de los exiliados españoles, les dieron unas cuantas medallas y a veces ni las gracias y a Franco lo dejaron sentado en su sillón.
Menos mal que al menos Pilar conservó las pruebas y podemos, como mínimo, demostrar esta inestimable colaboración.
A continuación vienen fotografías de algunas personas que pudieron alcanzar zona aliada gracias a la intervención de la red Ponzán. Son simplemente un ejemplo porqué hay muchos más.
Entre sus colaboradores se encontraba su hermana, Pilar Ponzan. Una chica precavida porqué se dedicó a fotografiar a todos los que salvaba la organización de su hermano.
En cuatro años de actividad consiguió reunir un fichero de dimensiones considerables. Esta colección no era fruto de ningún afán por acumular fotografías de pilotos, espías y soldados de todo tipo. Su intención fue acumular pruebas de la colaboración de los republicanos españoles con los aliados, para usarlas como argumento moral a la hora de pedir su intervención para liberar España de Franco.
Sin embargo de poco valió tal empeño. Los aliados reconocieron el enorme esfuerzo de los exiliados españoles, les dieron unas cuantas medallas y a veces ni las gracias y a Franco lo dejaron sentado en su sillón.
Menos mal que al menos Pilar conservó las pruebas y podemos, como mínimo, demostrar esta inestimable colaboración.
A continuación vienen fotografías de algunas personas que pudieron alcanzar zona aliada gracias a la intervención de la red Ponzán. Son simplemente un ejemplo porqué hay muchos más.
domingo, 16 de septiembre de 2007
Réquiem por un maestro aragonés
Entre los muchos servicios que los republicanos exiliados en el sur de Francia prestaron a los Aliados, está sin duda el de organizar varias redes de evasión para los pilotos derribado o los agentes que operaban en territorio enemigo.
De entre todos los colaboradores destaca con ventaja un nombre: Francisco Ponzan. Un aragonés nacido en Huesca de profesión maestro y militante de la CNT desde los 18 años. Durante la Guerra civil formó parte del Consejo de Aragón y más tarde de la 28 División como especialista en tareas de inteligencia y sabotaje tras las líneas enemigas.
Cuando terminó la Guerra Civil se instaló en Tolouse donde organizó seguramente la red de evasión más eficaz de cuantas se construyeron entre 1940 y 1944. Cientos de aviadores, judíos, líderes políticos, agentes secretos y personalidades políticas cruzaron los pirineos huyendo de la ocupación Nazi gracias a Ponzan y sus agentes.
La red Ponzan trabajó para el Inteligence Service británico, el servicio de contraespionaje frances, el grupo belga Savot y la red inglesa Pat O'Lary. Esta última red operada dentro del territorio francés. Su eficacia era extraordinaria, podía colocar un piloto en la frontera española en tan solo cinco días. Sin embargo el último eslabón fue siempre un miembro del grupo Ponzán o de las otras redes de evasión organizadas por republicanos españoles.
Muchos hemos visto el famoso film “La gran evasión”, en ella se relata la fuga de cientos de oficiales aliados de un campo de prisioneros en Alemania. Un de los prisioneros, el único que logró llegar a territorio ingles, consiguió escapar de la Europa ocupada pasando a España por los Pirineos. La película recoge el hecho en una breve secuencia pero no concreta el lugar ni la red de evasión utilizada. Pues bien, se ha publicado un libro que explica la hazaña. En él se asevera que el evadido se puso en contacto con la resistencia de Tolouse, en aquel momento formada en un 90% por exiliados españoles. Lo más seguro es que lograra llegar a España utilizando la red Ponzan. Aunque no puede asegurarse del todo.
Francisco Ponzán fue detenido en 1943 y trasladado a la prisión de Tolouse. El año siguiente cuando todo el Sur de Francia estalló en rebelión contra los ocupantes y en medio de los combates por la liberación de esta ciudad, la Gestapo lo sacó de cárcel y lo fusiló junto con otras cincuenta persona en un pueblo de nombre Buzet-sur-Tarn.
A título póstumo recibió muchas distinciones:
El ejército francés lo nombró capitán y le otorgó dos cruces de guerra con palma. El Presidente Eisenhower envió un carta de agradecimiento a la familia. El Rey de Inglaterra hizo lo mismo y además lo condecoró con el Laurel de Plata.
España ignoró y continua ignorando la gesta de este grupo, primero por no convenir al régimen franquista y después como consecuencia de los años de “amnesia voluntaria” que siguieron a la Transición. Me parece que ya es hora de reconocer los esfuerzos de todas estas personas. No existe mejor servicio a la libertad que ofrecer una salida a aquellos que son perseguidos por defenderla.
"A nuestro hermano Francisco Ponzan. Exiliado político español. Gran resistente. Muerto por Francia el 17/8/44 a la edad de 33 años". Cementerio de Buzet (Francia)
De entre todos los colaboradores destaca con ventaja un nombre: Francisco Ponzan. Un aragonés nacido en Huesca de profesión maestro y militante de la CNT desde los 18 años. Durante la Guerra civil formó parte del Consejo de Aragón y más tarde de la 28 División como especialista en tareas de inteligencia y sabotaje tras las líneas enemigas.
Cuando terminó la Guerra Civil se instaló en Tolouse donde organizó seguramente la red de evasión más eficaz de cuantas se construyeron entre 1940 y 1944. Cientos de aviadores, judíos, líderes políticos, agentes secretos y personalidades políticas cruzaron los pirineos huyendo de la ocupación Nazi gracias a Ponzan y sus agentes.
La red Ponzan trabajó para el Inteligence Service británico, el servicio de contraespionaje frances, el grupo belga Savot y la red inglesa Pat O'Lary. Esta última red operada dentro del territorio francés. Su eficacia era extraordinaria, podía colocar un piloto en la frontera española en tan solo cinco días. Sin embargo el último eslabón fue siempre un miembro del grupo Ponzán o de las otras redes de evasión organizadas por republicanos españoles.
Muchos hemos visto el famoso film “La gran evasión”, en ella se relata la fuga de cientos de oficiales aliados de un campo de prisioneros en Alemania. Un de los prisioneros, el único que logró llegar a territorio ingles, consiguió escapar de la Europa ocupada pasando a España por los Pirineos. La película recoge el hecho en una breve secuencia pero no concreta el lugar ni la red de evasión utilizada. Pues bien, se ha publicado un libro que explica la hazaña. En él se asevera que el evadido se puso en contacto con la resistencia de Tolouse, en aquel momento formada en un 90% por exiliados españoles. Lo más seguro es que lograra llegar a España utilizando la red Ponzan. Aunque no puede asegurarse del todo.
Francisco Ponzán fue detenido en 1943 y trasladado a la prisión de Tolouse. El año siguiente cuando todo el Sur de Francia estalló en rebelión contra los ocupantes y en medio de los combates por la liberación de esta ciudad, la Gestapo lo sacó de cárcel y lo fusiló junto con otras cincuenta persona en un pueblo de nombre Buzet-sur-Tarn.
A título póstumo recibió muchas distinciones:
El ejército francés lo nombró capitán y le otorgó dos cruces de guerra con palma. El Presidente Eisenhower envió un carta de agradecimiento a la familia. El Rey de Inglaterra hizo lo mismo y además lo condecoró con el Laurel de Plata.
España ignoró y continua ignorando la gesta de este grupo, primero por no convenir al régimen franquista y después como consecuencia de los años de “amnesia voluntaria” que siguieron a la Transición. Me parece que ya es hora de reconocer los esfuerzos de todas estas personas. No existe mejor servicio a la libertad que ofrecer una salida a aquellos que son perseguidos por defenderla.
"A nuestro hermano Francisco Ponzan. Exiliado político español. Gran resistente. Muerto por Francia el 17/8/44 a la edad de 33 años". Cementerio de Buzet (Francia)
Para más información ver :
http://www.brightcove.tv/title.jsp?title=275941297&channel=219646953
Sólo está en catalán porqué es un programa producido por TV3, no lo he encontrado en otros idiomas.
Sólo está en catalán porqué es un programa producido por TV3, no lo he encontrado en otros idiomas.
lunes, 13 de agosto de 2007
El porqué de explicar
En esta ocasión he preferido reproducir un artículo publicado la semana pasada en El periódico. Y lo he hecho porqué me parece una forma clara, sencilla y directa de explicar porqué algunos nos empeñamos en destapar lo oculto.
El Franquismo tuvo cuarenta años para inculcar su versión a los ciudadanos. La Democracia aceptó el chantaje de quienes tenía responsabilidades directas por pura supervivencia. Ahora, setenta años después, sin pistolas apuntado a la nuca, deberíamos poder contar la verdad.
Sin embargo, un marco legal diseñado para tapar las vergüenzas y salvaguardar los intereses de los asesinos y sus descendientes, puede conseguir que, al final, quede una versión edulcorada del feroz y sanguinario régimen.
Los testigos están desapareciendo y pronto solamente tendremos acceso a documentos oficiales falseados y entonces el Franquismo habrá logrado su última victoria.
LA RUEDA // DAVID MIRÓ
Historias de mi abuela
DAVID Miró
10/8/2007
De lejos parecían aullidos de gato, pero eran gritos de dolor. Mi abuela tiene 93 años y aún recuerda los alaridos de los presos republicanos en un penal que hoy es la sede de la pomposa Casa de Cultura de Borriana, en Castellón. Su marido, mi abuelo, pasó allí parte de los casi tres años de reclusión por el delito de rebelión militar (sic) y que años más tarde resultarían insuficientes para que ella cobrara una pensión.Las mujeres se agolpaban en la entrada, esperando noticias, con el corazón encogido cada vez que se oía el sonido desgarrador que desprende un cuerpo torturado. Allí también estaba el hermano de mi abuelo, un chico joven y guapo que había cometido el error de juntarse con malas compañías: los que imponían su ley en la retaguardia republicana y cometían desmanes como tirar tallas de santos a la acequia. Lo fusilaron en la pared del cementerio de Castellón. Mi abuelo tuvo que convivir el resto de su vida a escasos metros de aquellos que propiciaron aquella absurda muerte. No solo eso, sino que le obligaban a asistir a misa cada domingo. Un acto de venganza concebido como una refinada forma de tortura psicológica: el vencido debía vivir humillado.La humillación. Eso fue lo peor. Por eso la historia que más me gusta de las que explica mi abuela es la de aquella mujer de un preso fallecido en el centro de Borriana a la que, cuando fue a presentar los papeles para cobrar su pensión, le dijeron que tenía que firmar un documento donde admitía que su marido había muerto de un infarto. "¡Pero si lo mataron a palizas!", fue su respuesta. "Ya, pero si quiere cobrar tiene que firmar que fue de un infarto. Son las reglas", dijo el funcionario de turno. En ese punto de la historia me imagino a una mujer que ha llevado durante 40 años el estigma de ser la esposa de un rojo ajusticiado: cuánta estrechez económica, cuántos comentarios en voz baja, cuántas miradas reprobatorias, cuánta humillación, en suma. La mujer se levanta de la mesa y le dice al funcionario que el Estado puede quedarse con su dinero. ¿Alguien puede creer todavía que no es necesaria una ley de memoria histórica?
El Franquismo tuvo cuarenta años para inculcar su versión a los ciudadanos. La Democracia aceptó el chantaje de quienes tenía responsabilidades directas por pura supervivencia. Ahora, setenta años después, sin pistolas apuntado a la nuca, deberíamos poder contar la verdad.
Sin embargo, un marco legal diseñado para tapar las vergüenzas y salvaguardar los intereses de los asesinos y sus descendientes, puede conseguir que, al final, quede una versión edulcorada del feroz y sanguinario régimen.
Los testigos están desapareciendo y pronto solamente tendremos acceso a documentos oficiales falseados y entonces el Franquismo habrá logrado su última victoria.
LA RUEDA // DAVID MIRÓ
Historias de mi abuela
DAVID Miró
10/8/2007
De lejos parecían aullidos de gato, pero eran gritos de dolor. Mi abuela tiene 93 años y aún recuerda los alaridos de los presos republicanos en un penal que hoy es la sede de la pomposa Casa de Cultura de Borriana, en Castellón. Su marido, mi abuelo, pasó allí parte de los casi tres años de reclusión por el delito de rebelión militar (sic) y que años más tarde resultarían insuficientes para que ella cobrara una pensión.Las mujeres se agolpaban en la entrada, esperando noticias, con el corazón encogido cada vez que se oía el sonido desgarrador que desprende un cuerpo torturado. Allí también estaba el hermano de mi abuelo, un chico joven y guapo que había cometido el error de juntarse con malas compañías: los que imponían su ley en la retaguardia republicana y cometían desmanes como tirar tallas de santos a la acequia. Lo fusilaron en la pared del cementerio de Castellón. Mi abuelo tuvo que convivir el resto de su vida a escasos metros de aquellos que propiciaron aquella absurda muerte. No solo eso, sino que le obligaban a asistir a misa cada domingo. Un acto de venganza concebido como una refinada forma de tortura psicológica: el vencido debía vivir humillado.La humillación. Eso fue lo peor. Por eso la historia que más me gusta de las que explica mi abuela es la de aquella mujer de un preso fallecido en el centro de Borriana a la que, cuando fue a presentar los papeles para cobrar su pensión, le dijeron que tenía que firmar un documento donde admitía que su marido había muerto de un infarto. "¡Pero si lo mataron a palizas!", fue su respuesta. "Ya, pero si quiere cobrar tiene que firmar que fue de un infarto. Son las reglas", dijo el funcionario de turno. En ese punto de la historia me imagino a una mujer que ha llevado durante 40 años el estigma de ser la esposa de un rojo ajusticiado: cuánta estrechez económica, cuántos comentarios en voz baja, cuántas miradas reprobatorias, cuánta humillación, en suma. La mujer se levanta de la mesa y le dice al funcionario que el Estado puede quedarse con su dinero. ¿Alguien puede creer todavía que no es necesaria una ley de memoria histórica?
sábado, 21 de julio de 2007
Hay un valle en España
En cuanto quedó claro que el golpe de estado contra la República se iba a transformar en una guerra civil, miles de antifascistas de todo el mundo se pusieron a disposición del gobierno legítimo para ayudar en su defensa.
Esta enorme afluencia de voluntarios se integró en el ejército a través de las Brigadas Internacionales. Se calcula que al final de la Guerra Civil Española habían combatido enrrolados e en el Ejéricito Republicano un total de 34000 norteamericanos. Muchos de ellos dejaron su vida en las colinas que rodean al río Jarama o en las riveras del Ebro.
Los combatientes norteamericanos se agruparon en el batallon Lincoln. Una unidad bautizada así en honor del presidente que liberó a los esclavos negros y en cuyas filas se ascendió a capitan a un miembro de esta raza.
La batalla del Jarama se inició el 6 de Febrero. El objetivo del Ejército Franquista era tomar la carretera Madrid- Valencia para aislar la capital e intentar su conquista tras el fracaso de Noviembre del año anterior. La victoria estuvo al alcance de su mano cuando el día 15 el avance llegó a 25 kilómetros de la carretera, cerca del puente de Arganda. Pero la encarnizada resistencia de los ingleses del batallón "British" impidó la conquista de este estrágico paso del río Jarama. Ese mismo día llegaron al escenario de la batalla los hombres del batallón "Lincoln", un total de 450.
Una vez establecida la línea defensiva, el alto mando republicano ordenó contrataques sobre las posiciones franquistas. Los más feroces se dieron en el cerro "El pingarrón" que fue conquistado y reconquistado varias veces.
En estos asaltos intervino de forma reiterada la XV brigada y destacaron por su heroismo los hombres de Linconln Batalion. El día más negro para la unidad fue el 23 de febrero cuando sufrieron un 50 % de bajas. Ese día los hombres adoptaron como "El Valle del Rio Rojo" como himno del batallón y compusieron una letra especial :
There's a valley in Spain called Jarama
It's a place that we all know so well;
It was there that we gave of our manhood
Where so many of our brave comrades fell.
Hay un valle en España llamado Jarama
es un lugar que nosotros conocemos bien.
Fue allí donde dimos nuestra hombría
y donde cayeron nuestros valientes camaradas.
We are proud of the Lincoln Battalion
And the fight for Madrid that it made,
There we fought like true sons of the people
As part of the Fifteenth Brigade.
Estamos orgullosos del Batallón Lincoln
y de la lucha que hizo por Madrid.
Allí luchamos como verdaderos hijos del pueblo
como parte de la Quince Brigada.
Now we're far from that valley of sorrow,
But its memory we'll never forget,
So before we continue this reunion,
Let us stand to our glorious dead.
Ahora estamos lejos de aquel valle de dolor
pero su memoria nunca olvidaremos;
Así que antes de que continuemos esta reunión
pongámonos en pie por nuestros gloriosos muertos.
Existe un cierto antiamericanismo irreflexivo entre los sectores progresistas de la población española. Muchas veces se desprecia la mentalidad del americano medio y se le considera dócil, conformista e irreflexivo. Pero debemos pensar que no todos son Homer Simpson y que, pese a los errores de su gobierno, el pueblo americano ha sido siempre generoso en la defensa de la libertad y la justicia. Lo demostraron dejando a miles de compañeros en los campos de batalla de Europa cuando acudieron a su liberación. Algunos de ellos ya se habían enfrentado al fascismo en España.
Después, su gobierno, fue incapaz de terminar el trabajo que ellos habían empezado. Pero eso no puede achacarse al pueblo americano, sino a unos dirigentes miopes y cobardes, indignos de tanto sacrificio, al menos en lo que se refiere al caso español.
Esta enorme afluencia de voluntarios se integró en el ejército a través de las Brigadas Internacionales. Se calcula que al final de la Guerra Civil Española habían combatido enrrolados e en el Ejéricito Republicano un total de 34000 norteamericanos. Muchos de ellos dejaron su vida en las colinas que rodean al río Jarama o en las riveras del Ebro.
Los combatientes norteamericanos se agruparon en el batallon Lincoln. Una unidad bautizada así en honor del presidente que liberó a los esclavos negros y en cuyas filas se ascendió a capitan a un miembro de esta raza.
La batalla del Jarama se inició el 6 de Febrero. El objetivo del Ejército Franquista era tomar la carretera Madrid- Valencia para aislar la capital e intentar su conquista tras el fracaso de Noviembre del año anterior. La victoria estuvo al alcance de su mano cuando el día 15 el avance llegó a 25 kilómetros de la carretera, cerca del puente de Arganda. Pero la encarnizada resistencia de los ingleses del batallón "British" impidó la conquista de este estrágico paso del río Jarama. Ese mismo día llegaron al escenario de la batalla los hombres del batallón "Lincoln", un total de 450.
Una vez establecida la línea defensiva, el alto mando republicano ordenó contrataques sobre las posiciones franquistas. Los más feroces se dieron en el cerro "El pingarrón" que fue conquistado y reconquistado varias veces.
En estos asaltos intervino de forma reiterada la XV brigada y destacaron por su heroismo los hombres de Linconln Batalion. El día más negro para la unidad fue el 23 de febrero cuando sufrieron un 50 % de bajas. Ese día los hombres adoptaron como "El Valle del Rio Rojo" como himno del batallón y compusieron una letra especial :
There's a valley in Spain called Jarama
It's a place that we all know so well;
It was there that we gave of our manhood
Where so many of our brave comrades fell.
Hay un valle en España llamado Jarama
es un lugar que nosotros conocemos bien.
Fue allí donde dimos nuestra hombría
y donde cayeron nuestros valientes camaradas.
We are proud of the Lincoln Battalion
And the fight for Madrid that it made,
There we fought like true sons of the people
As part of the Fifteenth Brigade.
Estamos orgullosos del Batallón Lincoln
y de la lucha que hizo por Madrid.
Allí luchamos como verdaderos hijos del pueblo
como parte de la Quince Brigada.
Now we're far from that valley of sorrow,
But its memory we'll never forget,
So before we continue this reunion,
Let us stand to our glorious dead.
Ahora estamos lejos de aquel valle de dolor
pero su memoria nunca olvidaremos;
Así que antes de que continuemos esta reunión
pongámonos en pie por nuestros gloriosos muertos.
Existe un cierto antiamericanismo irreflexivo entre los sectores progresistas de la población española. Muchas veces se desprecia la mentalidad del americano medio y se le considera dócil, conformista e irreflexivo. Pero debemos pensar que no todos son Homer Simpson y que, pese a los errores de su gobierno, el pueblo americano ha sido siempre generoso en la defensa de la libertad y la justicia. Lo demostraron dejando a miles de compañeros en los campos de batalla de Europa cuando acudieron a su liberación. Algunos de ellos ya se habían enfrentado al fascismo en España.
Después, su gobierno, fue incapaz de terminar el trabajo que ellos habían empezado. Pero eso no puede achacarse al pueblo americano, sino a unos dirigentes miopes y cobardes, indignos de tanto sacrificio, al menos en lo que se refiere al caso español.
jueves, 14 de junio de 2007
El Chalaneo
La Segunda División Blindada al mando del General Leclerc desembarcó en la playa de Utah, Normandía, el 31 de Julio de 1944. Con ellos iba unos 2500 republicanos españoles enrolados en la Legión Extranjera durante los años anteriores.
En uno de los regimientos, el tercero de marcha del Chad, existía una compañía, concretamente la novena, especialmente poblada de excombatientes republicanos. Tal era su número que fue conocida como “la nueve”.
Integrados en el III ejército Estadounidense mandado por el general George Patton, participaron en varias operaciones de rotura y consolidación del frente normando, así como en los avances posteriores a la rotura de la brecha de Avraches.
Existía en el Ejército Norteamericano una ley no escrita según la cual si un pelotón capturaba vivos prisioneros alemanes era recompensado con permisos en Inglaterra.
Los soldados españoles no tenían ninguna intención de abandonar el campo de batalla, por primera vez en muchos años estaban dando una buena tunda a los mismos soldados que tanto ayudaron a Franco durante la contienda civil.
En seguida se dieron cuenta del interés de los yankis capturar prisioneros y decidieron aprovecharlo. Se llegó a un acuerdo mediante el cual cada soldado alemán bajo tutela española sería cambiado por armas, gasolina o material de guerra.
Todo este material era transferido inmediatamente a la resistencia española que actuaba en la zona de Toluse, una forma de armar la guerrilla a espaldas de los aliados y con miras a actuar en España.
El “mercado de prisioneros” fructificó de tal forma que existían precios diferentes según el rango y cuerpo de cada uno de los apresados. Por un soldado podía conseguir una pistola, por un sargento una granada etc. No se sabe el valor de Adolf Hitler porqué no se pudo concretar la venta.
La picaresca debe ser congénita entre los habitantes de la Península Ibérica y en tiempos de necesidad se potencia de una forma extraordinaria. En cuanto se estableció esa escala de precios, los combatientes de “la nueve” se las apañaron para engañar a los americanos.
Cuando atrapaban a un oficial o a un ss lo despojaban casi por entero de sus ropas, dejándole únicamente los pantalones y las botas. El resto de prendas eran utilizadas para “ascender” provisionalmente a los soldados rasos.
Con este sistema se conseguía duplicar o triplicar el número de oficiales y como consecuencia el volumen de armas, municiones y pertrechos.
La máxima expresión de este sistema se dio en los días inmediatamente posteriores a la liberación de París. Entre lo directamente adquirido y lo obtenido a través del sistema de trueque – conocido entre la tropa como “chalaneo” salieron varios camiones repletos de armas y munición hacia el sur de Francia donde se armó a un considerable ejército de guerrilleros, cuyas infiltraciones en territorio franquista se intensificaron a partir del otoño de 1944.
En uno de los regimientos, el tercero de marcha del Chad, existía una compañía, concretamente la novena, especialmente poblada de excombatientes republicanos. Tal era su número que fue conocida como “la nueve”.
Integrados en el III ejército Estadounidense mandado por el general George Patton, participaron en varias operaciones de rotura y consolidación del frente normando, así como en los avances posteriores a la rotura de la brecha de Avraches.
Existía en el Ejército Norteamericano una ley no escrita según la cual si un pelotón capturaba vivos prisioneros alemanes era recompensado con permisos en Inglaterra.
Los soldados españoles no tenían ninguna intención de abandonar el campo de batalla, por primera vez en muchos años estaban dando una buena tunda a los mismos soldados que tanto ayudaron a Franco durante la contienda civil.
En seguida se dieron cuenta del interés de los yankis capturar prisioneros y decidieron aprovecharlo. Se llegó a un acuerdo mediante el cual cada soldado alemán bajo tutela española sería cambiado por armas, gasolina o material de guerra.
Todo este material era transferido inmediatamente a la resistencia española que actuaba en la zona de Toluse, una forma de armar la guerrilla a espaldas de los aliados y con miras a actuar en España.
El “mercado de prisioneros” fructificó de tal forma que existían precios diferentes según el rango y cuerpo de cada uno de los apresados. Por un soldado podía conseguir una pistola, por un sargento una granada etc. No se sabe el valor de Adolf Hitler porqué no se pudo concretar la venta.
La picaresca debe ser congénita entre los habitantes de la Península Ibérica y en tiempos de necesidad se potencia de una forma extraordinaria. En cuanto se estableció esa escala de precios, los combatientes de “la nueve” se las apañaron para engañar a los americanos.
Cuando atrapaban a un oficial o a un ss lo despojaban casi por entero de sus ropas, dejándole únicamente los pantalones y las botas. El resto de prendas eran utilizadas para “ascender” provisionalmente a los soldados rasos.
Con este sistema se conseguía duplicar o triplicar el número de oficiales y como consecuencia el volumen de armas, municiones y pertrechos.
La máxima expresión de este sistema se dio en los días inmediatamente posteriores a la liberación de París. Entre lo directamente adquirido y lo obtenido a través del sistema de trueque – conocido entre la tropa como “chalaneo” salieron varios camiones repletos de armas y munición hacia el sur de Francia donde se armó a un considerable ejército de guerrilleros, cuyas infiltraciones en territorio franquista se intensificaron a partir del otoño de 1944.
miércoles, 23 de mayo de 2007
La azaña del teniente “Chispita”
Miguel Sanchez Clemente alias “Chispita” era teniente de un destacamento de la 4ª División de Guerrilleros Españoles. Un día de mayo de 1944, mientras transportaban un cargamento de armas y municiones desde Saint-Laurent-de-Cerdans en dirección a su base en el Canigó, fueron sorprendidos por una patrulla alemana.
El teniente ordenó a sus hombres que continuaran el camino y se parapetó en unos riscos. Desde esa posición mantuvo a ralla a diez alemanes mandados por un teniente hasta terminar toda su munición.
Una vez capturado fue conducido a Prats de Molló donde le esperaba la Gestapo. El interrogatorio duró toda la noche y pese a las torturas a que fue sometido no consiguieron sacarle información alguna.
Por la mañana el oficial al mando decidió fusilarlo. El reo, el pelotón y el oficial salieron de comandancia y se dirigieron a una explanada cercana. Mientras los soldados formaban frente al teniente “chispilla”, el autobús de la línea Perpiña-Prats de Molló paró para dejar bajar a dos campesinos.
La presencia de un autobús lleno de testigos distrajo la atención de los soldados. Momento que aprovechó el guerrillero para robarle la pistola al oficial, disparar sobre él y emprender la fuga hacia un bosque cercano.
Pese a las heridas producidas por las torturas, Miguel Sanchez Clemente consiguió llegar a la base situada en las faldas del Canigó. Al final de la guerra fue condecorado con la cruz de Guerra y la medalla de la resistencia.
Esta es una de las muchas acciones de guerrilla protagonizadas por de exiliados españoles en territorio francés. Sus operaciones fueron de extraordinaria utilidad para los ejércitos aliados al distraer gran número de tropas de los teatros de operaciones, sobretodo después del desembarco en Normadía.
El teniente ordenó a sus hombres que continuaran el camino y se parapetó en unos riscos. Desde esa posición mantuvo a ralla a diez alemanes mandados por un teniente hasta terminar toda su munición.
Una vez capturado fue conducido a Prats de Molló donde le esperaba la Gestapo. El interrogatorio duró toda la noche y pese a las torturas a que fue sometido no consiguieron sacarle información alguna.
Por la mañana el oficial al mando decidió fusilarlo. El reo, el pelotón y el oficial salieron de comandancia y se dirigieron a una explanada cercana. Mientras los soldados formaban frente al teniente “chispilla”, el autobús de la línea Perpiña-Prats de Molló paró para dejar bajar a dos campesinos.
La presencia de un autobús lleno de testigos distrajo la atención de los soldados. Momento que aprovechó el guerrillero para robarle la pistola al oficial, disparar sobre él y emprender la fuga hacia un bosque cercano.
Pese a las heridas producidas por las torturas, Miguel Sanchez Clemente consiguió llegar a la base situada en las faldas del Canigó. Al final de la guerra fue condecorado con la cruz de Guerra y la medalla de la resistencia.
Esta es una de las muchas acciones de guerrilla protagonizadas por de exiliados españoles en territorio francés. Sus operaciones fueron de extraordinaria utilidad para los ejércitos aliados al distraer gran número de tropas de los teatros de operaciones, sobretodo después del desembarco en Normadía.
jueves, 26 de abril de 2007
Guernica 70 años después
El bombardeo de Guernika no fue el primer raid aéreo contra población civil. Durante la Batalla de Madrid - mejor dicho tras dicha batalla y como castigo - se estuvo bombardeando la capital de la República. Sin embargo si fue el primer bombardeo estratégico a gran escala contra ciudadanos y soldados en retirada.
El pueblo no tenía ningún valor como objetivo militar al inicio de la ofensiva contra Euskadi, sin embargo, con el transcurso de la batalla, se convirtió en una ruta de escape de las tropas del Cuerpo de Ejército Vasco en plena retirada por la presión del ejército franquista.
La operación, al mando del Teniente Gunther Lützow de la Legión Condor, consistió en varias oleadas de bombardeos que dejaron caer bombas explosivas de 550 lb e incendiarias de 2lb. Si inició a las cuatro de la tarde y a las seis y media los pilotos tenía que bombardear a ciegas por el denso humo que los incendios habían formado. Mientras tanto cazas italianos se dedicaban al ametrallamiento de la multitud que huía de las llamas. Como consecuencia todo el casco antiguo de Guernika fue destruido y se formó un incendio de tal magnitud que no pudo ser extinguido hasta el día siguiente.
Este bombardeo fue una excelente oportunidad de poner en rodaje a la Lutwafe, la aviación republicana era muy escasa en el norte y, por lo tanto, los bombarderos no corrían el más mínimo peligro. Durante los juicios de Nurember, el propio Göring llegó a declarar: "La guerra civil española dio una oportunidad de poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para que mis hombres adquirieran experiencia".
Francia e Inglaterra protestaron por tal atrocidad pero no movieron un dedo por ayudar a la República. Tres años más tarde ambos países iban a experimentar cientos de Guernikas en su propio territorio.
La población civil de la España republicana subrió y resistió el mismo tipo de guerra aérea que sufrieron el resto de ciudades europeas, pero con una excepción: Mientras franceses, ingleses, belgas, alemanes, holandeses e italianos fueron liberados en 1945, los españoles tuvieron que aguantar cuarenta años de dictadura. Los dejaron solos en el primer combate y también el día de la victoria.
El pueblo no tenía ningún valor como objetivo militar al inicio de la ofensiva contra Euskadi, sin embargo, con el transcurso de la batalla, se convirtió en una ruta de escape de las tropas del Cuerpo de Ejército Vasco en plena retirada por la presión del ejército franquista.
La operación, al mando del Teniente Gunther Lützow de la Legión Condor, consistió en varias oleadas de bombardeos que dejaron caer bombas explosivas de 550 lb e incendiarias de 2lb. Si inició a las cuatro de la tarde y a las seis y media los pilotos tenía que bombardear a ciegas por el denso humo que los incendios habían formado. Mientras tanto cazas italianos se dedicaban al ametrallamiento de la multitud que huía de las llamas. Como consecuencia todo el casco antiguo de Guernika fue destruido y se formó un incendio de tal magnitud que no pudo ser extinguido hasta el día siguiente.
Este bombardeo fue una excelente oportunidad de poner en rodaje a la Lutwafe, la aviación republicana era muy escasa en el norte y, por lo tanto, los bombarderos no corrían el más mínimo peligro. Durante los juicios de Nurember, el propio Göring llegó a declarar: "La guerra civil española dio una oportunidad de poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para que mis hombres adquirieran experiencia".
Francia e Inglaterra protestaron por tal atrocidad pero no movieron un dedo por ayudar a la República. Tres años más tarde ambos países iban a experimentar cientos de Guernikas en su propio territorio.
La población civil de la España republicana subrió y resistió el mismo tipo de guerra aérea que sufrieron el resto de ciudades europeas, pero con una excepción: Mientras franceses, ingleses, belgas, alemanes, holandeses e italianos fueron liberados en 1945, los españoles tuvieron que aguantar cuarenta años de dictadura. Los dejaron solos en el primer combate y también el día de la victoria.
lunes, 16 de abril de 2007
El cruce del Estrecho
El día 19 de Julio por la noche está ya claro que el levantamiento militar contra el gobierno de l a República ha fracasado. Este mismo día logra llegar Cádiz y a Algeciras un pequeño contingente de leginarios, la avanzadilla del traslado masivo de las tropas situadas en Marruecos. Pero también este día, y los siguientes, se pone de manifiesto el rotundo fracaso del golpe militar en la Marina. En muchos de los barcos donde los oficiales han decidido sublevarse, la marinería ha conseguido hacerse con el control y, tras recibir órdenes del Ministerio han puesto rumbo al Estrecho de Gibraltar.
Con esta concentración de barcos leales, la República consigue aislar a la parte más profesional y fogueada del Ejército sublevado. Franco queda acorralado con 40000 hombres y, durante los siguientes quince días logra únicamente transportar unos cuantos efectivos mediante el uso de aviones civiles.
Estas tropas son imprescindibles para los rebeldes que han perdido en las principales capitales de provincia. En el norte mantienen una franja de terreno coherente que va de Galicia a Aragón y de Cáceres a Teruel, sin Madrid y alrededores. En el sur la situación es mucho más crítica, porqué solamente controlan parcialmente las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz, además del casco urbano de Córdoba y Granada. El resto de Andalucía y Extremadura están en poder de la República.
El día 24 llega a Berlín una comisión formada por el capitán Francisco Arranz, el comerciante Johannes Bernhardt y un nazi afincado en Tetuán llamado Adolf Langenheim. Su objetivo es conseguir la ayuda alemana que Franco tanto necesita. Tras varias gestiones entre la cúpula nazi consiguen contactar con Fred Hess, quien a través de su hermano Rudolf concierta una entrevista con Adolf Hitler en Bayreuth, donde se está celebrando el festival de Wagner.
Hitler los recibe en un intermedio de la representación de Sigfrido y se entusiasma con una carta de Franco y las referencias que del general hacen los enviados alemanes. Imbuido de una euforia mística decide ayudar a los sublevados con el doble de aviones, alcanzando el total de la ayuda unos cuatro millones de marcos.
Terminada la reunión Hitler encarga a Göring y Von Blomberg que lo dispongan todo para que el envío se haga en secreto y directamente al general Franco. En un alarde de entusiasmo germánico el propio Göring decide bautizar la operación con el nombre del último acto de la ópera Sigfrido: Feuerzauber (fuego mágico), en alusión a la barrera de fuego que el protagonista debe atravesar para liberar Brumilda.
Con los aviones enviados por Hitler y otros entregados por el gobierno de Mussolini, Franco empieza a romper el bloqueo al que le somete la Armada Republicana. . Poco a poco se va haciendo el dueño del cielo y consigue alejar a los barcos con operaciones aire-mar en las que los Savoia italianos son de gran utilidad. Además, los Ju 52 y algunos Savoia se adaptan para el transporte de tropas pudiendo aumentar el ritmo de unos escasos 50 hombres por día a más de 200, esto le transportar ahora gran número de tropas cuyo apoyo a los sublevados de Granada y Córdoba es impagable.
Con esta inestimable ayuda Franco consigue dominar totalmente el Estrecho de Gibraltar el día 5 de Agosto cuando a las 16:45 parte de Ceuta en dirección a Algeciras, un convoy formado por seis buques que transportan 1600 hombres. El destructor republicano “Alcalá Galiano” intenta cortarles el paso, pero el “Dato”, apoyado por 19 aviones (la mayoría italianos y alemanes) lo bombardean y lo obligan a retirarse hacia Málaga. Esto permite que las tropas lleguen intactas a Algeciras. Al día siguiente el propio Franco se traslada a Sevilla.
Entre los meses de Agosto y Septiembre de 1936 pasarán a la Península todos los efectivos del Ejército de África gracias al dominio del aire conseguido con la ayuda alemana e italiana. Esto va a suponer la prolongación de un conflicto que, según la opinión de la mayor parte de analistas militares, hubiese terminado en la rendición de las tropas sublevadas
Legionarios y Regulares eran en ese momento las únicas tropas operativas al 100% en España. Frente a ellos tan solo los restos de un ejército desgarrado por el enfrentamiento entre sus miembros, apoyado por unas milicias entusiastas pero poco fogueadas y carentes de la disciplina militar necesaria.
Esta situación de clara superioridad permitirá a Franco convertir su marcha sobre Madrid en prácticamente un paseo militar, las milicias irán reculando ante el empuje de las entrenadas y bien pertrechadas tropas de África. Además va a permitir al general convertirse en jefe de la sublevación por el sistema típico sistema mafioso basado únicamente en el poder de la violencia. Sin embargo a este triunfal giro de los acontecimientos le iba a suceder una de las más terribles frustraciones, contra todo pronóstico Madrid resistió y Franco tuvo que esperar tres años para entrar en la capital.
Con esta concentración de barcos leales, la República consigue aislar a la parte más profesional y fogueada del Ejército sublevado. Franco queda acorralado con 40000 hombres y, durante los siguientes quince días logra únicamente transportar unos cuantos efectivos mediante el uso de aviones civiles.
Estas tropas son imprescindibles para los rebeldes que han perdido en las principales capitales de provincia. En el norte mantienen una franja de terreno coherente que va de Galicia a Aragón y de Cáceres a Teruel, sin Madrid y alrededores. En el sur la situación es mucho más crítica, porqué solamente controlan parcialmente las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz, además del casco urbano de Córdoba y Granada. El resto de Andalucía y Extremadura están en poder de la República.
El día 24 llega a Berlín una comisión formada por el capitán Francisco Arranz, el comerciante Johannes Bernhardt y un nazi afincado en Tetuán llamado Adolf Langenheim. Su objetivo es conseguir la ayuda alemana que Franco tanto necesita. Tras varias gestiones entre la cúpula nazi consiguen contactar con Fred Hess, quien a través de su hermano Rudolf concierta una entrevista con Adolf Hitler en Bayreuth, donde se está celebrando el festival de Wagner.
Hitler los recibe en un intermedio de la representación de Sigfrido y se entusiasma con una carta de Franco y las referencias que del general hacen los enviados alemanes. Imbuido de una euforia mística decide ayudar a los sublevados con el doble de aviones, alcanzando el total de la ayuda unos cuatro millones de marcos.
Terminada la reunión Hitler encarga a Göring y Von Blomberg que lo dispongan todo para que el envío se haga en secreto y directamente al general Franco. En un alarde de entusiasmo germánico el propio Göring decide bautizar la operación con el nombre del último acto de la ópera Sigfrido: Feuerzauber (fuego mágico), en alusión a la barrera de fuego que el protagonista debe atravesar para liberar Brumilda.
El mismo día 28 vuelan desde alemania hacia España 20 Junkers Ju 52, uno de los cuales aterrizará en territorio republicano. El resto de la fuerza expedicionaria, cuyos componentes se habían disfrazado de turistas, embarcó en Hamburgo a bordo del Usaramo el 29 de Julio y llega a Cádiz el 6 de Agosto.
Con los aviones enviados por Hitler y otros entregados por el gobierno de Mussolini, Franco empieza a romper el bloqueo al que le somete la Armada Republicana. . Poco a poco se va haciendo el dueño del cielo y consigue alejar a los barcos con operaciones aire-mar en las que los Savoia italianos son de gran utilidad. Además, los Ju 52 y algunos Savoia se adaptan para el transporte de tropas pudiendo aumentar el ritmo de unos escasos 50 hombres por día a más de 200, esto le transportar ahora gran número de tropas cuyo apoyo a los sublevados de Granada y Córdoba es impagable.
Con esta inestimable ayuda Franco consigue dominar totalmente el Estrecho de Gibraltar el día 5 de Agosto cuando a las 16:45 parte de Ceuta en dirección a Algeciras, un convoy formado por seis buques que transportan 1600 hombres. El destructor republicano “Alcalá Galiano” intenta cortarles el paso, pero el “Dato”, apoyado por 19 aviones (la mayoría italianos y alemanes) lo bombardean y lo obligan a retirarse hacia Málaga. Esto permite que las tropas lleguen intactas a Algeciras. Al día siguiente el propio Franco se traslada a Sevilla.
Entre los meses de Agosto y Septiembre de 1936 pasarán a la Península todos los efectivos del Ejército de África gracias al dominio del aire conseguido con la ayuda alemana e italiana. Esto va a suponer la prolongación de un conflicto que, según la opinión de la mayor parte de analistas militares, hubiese terminado en la rendición de las tropas sublevadas
Legionarios y Regulares eran en ese momento las únicas tropas operativas al 100% en España. Frente a ellos tan solo los restos de un ejército desgarrado por el enfrentamiento entre sus miembros, apoyado por unas milicias entusiastas pero poco fogueadas y carentes de la disciplina militar necesaria.
Esta situación de clara superioridad permitirá a Franco convertir su marcha sobre Madrid en prácticamente un paseo militar, las milicias irán reculando ante el empuje de las entrenadas y bien pertrechadas tropas de África. Además va a permitir al general convertirse en jefe de la sublevación por el sistema típico sistema mafioso basado únicamente en el poder de la violencia. Sin embargo a este triunfal giro de los acontecimientos le iba a suceder una de las más terribles frustraciones, contra todo pronóstico Madrid resistió y Franco tuvo que esperar tres años para entrar en la capital.
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